M. Angélica Celedón / Modelo de Desarrollo de Bienestar: caso Bután

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El objetivo de esta presentación es exponer un modelo de desarrollo que tiene como propósito lograr el bienestar de las personas, a diferencia de los modelos conocidos, cuyo eje central es el crecimiento económico. Este modelo percibe a las personas como seres integrales, con múltiples necesidades, no solo de tipo material, sino también emocional, sicológico, social, cultural, ambiental y espiritual.

Los que aplican modelos tradicionales de desarrollo consideran los temas de salud mental como problemas de carácter personal y no como trastornos asociados a un tipo de sociedad determinada, por tanto, establecen que son las personas quienes están obligadas a buscar una solución al malestar que las aqueja.

Bajo este concepto, tratando de responder a las insatisfacciones que surgen fruto del contexto en el que vivimos, han proliferado cursos como el que imparte el profesor Brooks en la Universidad de Harvard que enseña a sus alumnos “estrategias prácticas para vivir sus vidas y ser felices”. Este enforque, altamente individualista, no cuestiona la incidencia del modelo de desarrollo sobre la calidad de vida de las personas, traspasando a la ciudadanía la responsabilidad de los costos asociados al modelo.

Es sabido que la felicidad es una aspiración que cruza la existencia humana, grandes pensadores de la antigüedad se han referido al tema, entre ellos, los filósofos estoicos (Séneca, Epicteto y Marco Aurelio), quienes concebían la felicidad como un estado de serenidad interior. Actualmente ha resurgido el interés por dicha búsqueda, existiendo distintas aproximaciones al término. Una gran mayoría la asocia a situaciones de alegría o placer momentáneo y otros optan por definir la felicidad como un es un estado permanente que surge de la satisfacción con la vida.

Inspirados en esta filosofía, surgió en 2018 un grupo de gobiernos, integrado por Islandia, Canadá, Escocia, Gales, Nueva Zelanda y Finlandia, preocupados por elaborar un modelo que buscara priorizar el bienestar humano y la sostenibilidad del medioambiente.

El periodista Oppenheimer entrevistó a Halla Tómasdóttir, presidenta de Islandia, a propósito del Foro de la Economía del Bienestar 2025, efectuado en su país. Ella señaló que esta iniciativa pretende dar respuesta a los múltiples problemas que existen en nuestra sociedad, como la soledad, convertida en una pandemia, la que afecta tanto a personas mayores como a jóvenes.

Responsables también de esta situación son las redes sociales y medios de comunicación que entregan una carga de noticias negativas, desesperanzadoras, muchas de ellas falsas, atentando contra la estabilidad emocional e instalando la desconfianza y el miedo en nuestras vidas, sin tener conciencia del daño que esto provoca.

Este grupo de países está empezando a construir un Modelo Económico del Bienestar estableciendo metas y definiendo indicadores para medir el bienestar de la sociedad, conscientes de que este no se logra solo con crecimiento económico y tampoco sacrificando aspectos fundamentales del buen vivir, tales como la alimentación saludable, la limpieza del aire que respiramos, y la conexión con el medioambiente, con nosotros mismos y con los demás.

La búsqueda de un propósito significativo es también un tema de interés para este grupo, el cual señala que al definir el crecimiento económico como una meta es que hemos perdido el rumbo, puesto que tal crecimiento debiera ser siempre considerado como un medio para conseguir los fines que produzcan bienestar a la humanidad.

Dicho enfoque está pensado a largo plazo, con un diseño intergeneracional y una visión a futuro donde las soluciones tecnológicas ayuden a generar colaboración y puentes entre países que aporten a esta nueva forma de convivencia, con prosperidad compartida, y con un planeta y seres humanos sanos. “El Foro de la Economía de Bienestar mira a las nuevas generaciones. Tenemos la obligación de dejarles un planeta mejor. Esto no lo logra un solo líder, se hace colectivamente”, dijo la presidenta de Islandia.

Los países nórdicos han hecho un avance en este sentido, sin embargo, hay un país que ha implementado un modelo de desarrollo basado en el bienestar y que ha sido considerado como uno de los países más felices del mundo. Se trata de Bután, situado en el Himalaya, entre China e India, con 700.000 habitantes aproximadamente, en el que se evalúa el progreso del país a través de la felicidad de sus habitantes.

Se dice que Bután nunca fue dominado por un país extranjero y tiene la peculiaridad de haber sido gobernado por un rey que abdicó, en 2007, para transformarlo en monarquía constitucional democrática.

El gobierno de Bután, preocupado por mejorar las condiciones de vida de su gente, pero crítico de la realidad de los países desarrollados por sus altos niveles de depresión, violencia, contaminación y extinción de especies, entre otras condiciones, decidió construir un nuevo modelo.

Considerando que el actual sistema de medición de progreso, conocido como el Producto Interno Bruto (PIB), no reflejaba el bienestar de las personas ni los costos sociales y ambientales implicados, se decidió reemplazarlo por la Felicidad Nacional Bruta (FNB), entendiendo la felicidad como «aquello que permite un desarrollo que equilibra las necesidades del cuerpo con las necesidades de la mente y el espíritu» de sus habitantes.

Para crear esta propuesta fueron convocados por el entonces rey de Bután, Jigme Singye, más de 70 profesionales de diversas disciplinas, entre ellos dos chilenos: el economista y ambientalista Manfred Max Neef y Wenceslao Unanue, académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Para calcular la Felicidad Nacional Bruta, el gobierno de Bután, en consulta a sus habitantes, creó una medición basada en 4 pilares, 9 áreas y 134 indicadores, los que se evalúan, a través de una encuesta, cada dos años y conforme a los resultados se ajustan las políticas públicas. El comité encargado de tal tarea es también responsable de la aprobación o rechazo de las leyes, las que son evaluadas en función del impacto que tendrían sobre la felicidad de la gente.

Como ejemplo, la encuesta registró el deseo de muchos habitantes de tener una vida menos estresada. Después de analizar y estudiar tal demanda, el comité a cargo resolvió que la meditación podría ser un protector de la salud mental de las personas, incorporándola al sistema educativo.

Los 4 pilares del nuevo paradigma son:

  • La conservación del medio ambiente
  • El desarrollo socioeconómico sustentable y equitativo
  • La preservación y promoción de la cultura
  • El buen gobierno

En base a estos pilares se definen los indicadores. Algunos de estos son: el uso del tiempo para el trabajo, la familia y los amigos; la vitalidad comunitaria, que comprende lazos significativos con los vecinos; la cultura y la resiliencia, que incluye el respeto y la promoción de las tradiciones y pueblos originarios; un buen gobierno, con participación de la sociedad civil, y transparencia; y la felicidad individual.

Las 9 áreas definidas por el modelo son:

  • Economía: reducción de la pobreza, desarrollo rural y creación de trabajos que brinden satisfacción y calidad de vida.
  • Educación: gratuita, de calidad y universal. Los estudiantes toman conciencia del concepto de felicidad y el profesorado se preocupa de entregarles afecto, confianza y apoyo. Se les enseña a desarrollar al máximo su potencial.
  • Protección de la naturaleza: Bután es un país con huella de carbono negativa, es decir, que no solo no contamina, sino que limpia el aire del planeta.
  • El valor de la comunidad: incentivan y fortalecen las relaciones humanas entre familia, amigos y comunidad, considerando que las relaciones sociales son clave para la felicidad.
  • La salud: atención médica integral y de calidad que refuerza los sentimientos de tranquilidad y confianza.
  • El bienestar psicológico: basado básicamente en la espiritualidad, calidad de vida y equilibrio emocional.
  • El valor de la tradición: la cultura es la fuente de su identidad, la que se cuida y celebra.
  • El valor del tiempo: considerado como el recurso más importante y escaso cuyo uso es esencial para lograr la felicidad.
  • La buena gobernanza: se considera esencial el liderazgo basado en el servicio a la comunidad y no en el lucro personal. Como temas asociados están la descentralización, el empoderamiento, la lucha contra la corrupción y la mejora de los servicios públicos.

Entre los logros conseguidos por Bután se destaca el alto porcentaje de habitantes que se declara feliz (80%), la existencia de un 99% de escolaridad, la reducción de la pobreza en 1/3 respecto a 15 años atrás, la disposición de prácticamente todos los hogares de electricidad (el 100% en zonas urbanas y el 99,5 % en zonas rurales) y el hecho de que cuentan con saneamiento adecuado (99,1 %) y el uso extendido del teléfono móvil (98 %). No obstante, se advierte que las normas culturales suponen barreras para la igualdad de género. La participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, del 40,6 %, es escasa en comparación con el 73,1 % de los hombres.

Así como existen detractores del modelo, hay quienes miran con admiración la experiencia de Bután, entre ellos, Bernardo Kliksberg, sociólogo, doctor en ciencias económicas, creador de la Ética para el Desarrollo y del Capital Social, profesor de la Universidad de Buenos Aires y acreedor de múltiples premios, quien la califica como “una luz de esperanza en medio de tanta desesperanza”, señalando que detrás de esta experiencia está la herencia de la búsqueda y armonía espiritual de las civilizaciones orientales.

Kliksberg relata queBan Ki-moon, secretario general de la ONU, junto a los miembros de esta organización, invitó al primer ministro de Bután para que les explicara el modelo de desarrollo de su país, bajo el cual la mayoría de la población se declara feliz y en el que existe una gran preocupación por la protección del medio ambiente, tanto así que en la Constitución se establece que el 60% del territorio debe destinarse a bosques para aportar a la descontaminación. En consecuencia, es el único país del mundo que tiene una huella ecológica positiva. A esto se suma que en Bután existen mil especies animales y vegetales únicas que han sido preservadas, constituyendo un récord mundial y un gran atractivo turístico.

Dice también Klisberg que Bután, junto con preocuparse por el equilibrio ecológico, se interesa por la relación del uno hacia el otro, incluyendo el empoderamiento de las mujeres, el desarrollo local, comunitario y social, el comercio justo y todas las formas cooperativas que conducen a un relacionamiento constructivo entre los seres humanos.

Para finalizar diremos que dicho modelo, considerado por The Guardian, destacado periódico británico, como disruptivo, es el único en el mundo que ha sido diseñado y está siendo aplicado para medir la felicidad de los habitantes utilizando múltiples indicadores, que van desde niveles de estrés hasta armonía en las relaciones familiares y tiempo para ejercicio físico y para meditar, entre otros aspectos.

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