En El Arte de la Guerra, Sun Tzu desarrolla su conocida teoría de que las batallas se ganan antes de darlas; que estas se juegan en la definición del escenario que se configura previo a la confrontación.
En los tiempos de Tzu, ello tenía que ver con temas de infraestructura, de lejanía o cercanía de ciudades abastecedoras, del clima, de las características físicas del terreno, de la presencia cercana de eventuales aliados y enemigos, del factor sorpresa…
Hoy, en política, esta observación tiene más que ver con quién logra definir y sostener la agenda dominante. Ello marca el escenario donde se librará la batalla. Vistas así las cosas, la derecha enfrenta un escenario más favorable que la izquierda en la próxima contienda presidencial y parlamentaria que se avecina en Chile, en la que los temas predominantes son la seguridad, la inmigración y el crecimiento económico.
En este sentido, resulta un poco bizantino el debate sobre si Chile se derechizó o no. Lo que es claro, es que estamos ante una agenda que favorece las propuestas autoritarias, populistas y conservadoras.
Estamos en un escenario muy distinto al de hace 3 años, cuando la agenda todavía tenía los ecos del estallido social, y el tema de la desigualdad y la lucha contra el abuso eran centrales. Lo anterior no quiere decir que temas como la seguridad, los equilibrios macroeconómicos o los inmigrantes no sean objetivamente importantes, pero la debilidad de la presencia de una agenda social debilita las opciones de la izquierda.
Parece que ya está jugado qué Jeanette Jara pasará a segunda vuelta, el punto es con qué porcentaje lo hará y con qué diferencia respecto de su contendor o contendora. Un buen resultado para ella sería en torno al 30% y una diferencia de 5 puntos. Con esos números puede correr con muchas posibilidades en la segunda vuelta. También serán decisivos los resultados que arroje la elección parlamentaria.
Para mejorar las opciones de la candidata de la izquierda y del progresismo es fundamental modificar en parte el escenario donde se dará la confrontación de la segunda vuelta. Lograr introducir en el escenario temas como la desigualdad, el salario vital, el mejoramiento de las condiciones de trabajo, la salud y la vivienda, los derechos sociales, la defensa de los derechos humanos y, en particular, los derechos de las mujeres son clivajes necesarios para abrir un escenario distinto en que pueda desplegarse con éxito el liderazgo de la candidata.
Por su parte, los principales candidatos de la derecha han ofrecido drásticas y cuantiosas reducciones del gasto público. Sabemos que ello no es posible sin tocar el financiamiento de programas sociales claves, como el alza de la PGU o la gratuidad en la educación superior. En definitiva, el programa de la derecha, de sus tres candidatos, implica recorte de derechos y beneficios sociales. Y será decisivo el grado de conciencia que exista sobre ello en la ciudadanía. En definitiva, el escenario presidencial en Chile está abierto. Las posibilidades del progresismo se comenzarán a jugar en los resultados de la primera vuelta. La solidez del triunfo de Jara en primera vuelta es decisiva. La segunda vuelta es otra elección, y la canibalística disputa en la derecha dejará heridos y enemistades entre los electores de la derecha perdedora. En este escenario, las posibilidades de Jeanette Jara están intactas para ser la próxima presidenta de Chile.