Tras la unificación del Frente Amplio, han tenido lugar una serie de discusiones ideológicas, tácticas, orgánicas y políticas, con miras a su primer congreso político que comenzará a principios de 2026. Uno de los puntos de discusión ha sido la inserción territorial del nuevo partido y el rol que debe jugar en los territorios. Al respecto, autores como Jorge Arrate y Neto Águila han propuesto la idea de actualizar lo que llaman el “método Recabarren”. Bajo este método, el Partido Obrero Socialista (antecesor del Partido Comunista de Chile) logró, en los albores del siglo XX, insertarse socialmente en el contexto de la época.
El método Recabarren se caracteriza por una política de la anticipación, es decir, “de construcción en el presente de elementos propios de la sociedad soñada” (1).El objetivo era la politización y el esparcimiento de ideas, pero también el de concretar la utopía del entonces Partido Obrero Socialista en la realidad chilena. Así, el método Recabarren tenia los siguientes objetivos:
Con el “método Recabarren” se intentaba conformar un ecosistema que permitiera a las trabajadoras y a los trabajadores luchar por sus derechos e intereses, pero también educarse, desarrollar acciones de ayuda mutua, generar sus propios medios de información, promover su expresión cultural, construir poder político. (2)
Este método y sus objetivos nos pueden ser útiles como Frente Amplio en los años venideros. Con la segunda vuelta presidencial que se avecina se acabará el ciclo super electoral chileno de 2020-2025 en el que hemos llegado a tener hasta 4 procesos electorales por año. Así, en Chile, no tendremos elecciones nacionales hasta las municipales del 2028. Este escenario propiciará un cambio en la forma de trabajar de los partidos. En el caso del Frente Amplio, en este ciclo, la disputa institucional ha consumido todo su tiempo y recursos, dejando de lado otras tareas relevantes como la formación y la inserción territorial.
Ahora bien, cuando hablamos de inserción territorial no tenemos por qué pensar solo en el ámbito comunal o regional. Las instituciones educativas también pueden ser vistas como “territorios”. Dado el escenario actual de despolitización universitaria se hace necesario innovar en las estrategias de organización e inserción partidaria en el ámbito estudiantil. Vemos hoy en día una gran masa de estudiantes que están «alienados», en el sentido marxista del término. No les importa la política estudiantil pues la ven como inútil o como un juego. Para recuperar lo estudiantil como espacio político, el “método Recabarren” puede ser útil.
Así, debemos preguntarnos: ¿cómo podríamos aplicar el método Recabarren hoy en día en las instituciones educativas?
La mancomunal en el mundo académico
El “método Recabarren” consistía en que dentro de un territorio se creaban las siguientes organizaciones: una célula del partido, un sindicato, una mancomunal, un centro cultural y un periódico.
Dejemos para el final la consideración de la célula partidaria y el sindicato, pues son las que más fácilmente pueden asimilarse a las formas tradicionales de organización en el ámbito estudiantil. Partamos, entonces, por las mancomunales. Estas eran agrupaciones de trabajadores que se prestaban ayuda mutua y gestionaban recursos comunitarios. Promovían la horizontalidad, la discusión y la formación política de los trabajadores. Además, incentivaban la creación de comunidad, la unión y el auxilio mutuo.
Estas ideas podrían atravesar una multitud de instituciones y grupos actualmente vigentes en muchas universidades.
Las ayudantías organizadas por estudiantes y agrupaciones son una forma de socorro mutuo entre estudiantes, por ejemplo. Así los son también (cuando existen) las centrales de apuntes que son bibliotecas comunitarias generalmente digitales a las que los estudiantes suben materiales, textos y apuntes de los ramos cursados para que otros los utilicen gratuitamente. Ambos ejemplos tienen un fundamento antimercantil más profundo que el que asoma a primera vista.
En Chile, el sistema del CAE amarra a los estudiantes a enfocarse solo en sus cargas académicas y salir lo antes posible de la carrera pues cada semestre adicional significa mayor deuda. Esto no les deja tiempo para poder desarrollarse en otras áreas, como la política, la cultura o, inclusive, perseguir una carrera académica, dado que, además, muchas veces se ven forzados a entrar al mundo laboral mientras estudian. Este problema es estructural y se requiere una eliminación del mecanismo de crédito y la existencia de una gratuidad universitaria universal para verdaderamente solucionarlo. Pero, al ayudar a los estudiantes a alivianar su carga académica se les liberas tiempo para que estos puedan desenvolverse en otras actividades. Además de esto, la central de apuntes combate un problema interno de las universidades que es la venta de apuntes o de servicios de transcripciones. Así, las centrales de apuntes y ayudantías comunitarias, a pesar de que no llegan al nivel de una mancomunal, sí ponen un granito de arena para combatir la mercantilización y liberar el tiempo estudiantil. Esto se puede ver complementado con otras actividades como la mantención de grupos de estudio permanentes para que la gente se conozca entre sí mientras estudia y se cree un sentido de comunidad.
Estas actividades no tienen por qué ser organizadas exclusivamente desde la institucionalidad estudiantil política. Pueden ser organizadas, por ejemplo, por congresos estudiantiles permanentes. Estas son organizaciones estudiantiles que tienen un enfoque más académico que político, que se dedican a la discusión e investigación de temas académicos. También, por supuesto, los partidos pueden tener cabida en la organización de estas instancias.
La inspiración de las mancomunales puede tener también otras derivas. Por ejemplo, iniciativas que aborden problemáticas como el arriendo de los estudiantes de región o apoyos a los estudiantes cuidadores y trabajadores. Los ejemplos anteriores son aquellos que yo he podido presenciar y ver que funcionan, pero la inspiración de ayuda mutua comunitaria puede tener miles de expresiones y organizaciones.
Del sindicato a las secretarías
Sin duda el homólogo del sindicato a nivel estudiantil es el centro de estudiantes y las federaciones. Son agrupaciones que reúnen a todos los estudiantes y defienden sus intereses, y además tienen la labor de organizarlos políticamente, dirigir manifestaciones y ser los principales actores a la hora de negociar con la autoridad. Pero, como nuestro foco aquí no es la política estudiantil institucional y nuestra intención es innovar, nos gustaría comentar la idea de las “secretarías”.
Las secretarías, como se les conoce en la Universidad de Chile, son organizaciones de estudiantes que se agrupan en pos de la defensa de intereses específicos/sectoriales con un carácter marcadamente político. Son de carácter abierto, horizontal y generalmente autónomo (aunque tienen una vinculación con la Federación no dependen en realidad de esta). Así, podemos examinar el ejemplo de la Secretaría Sexualidades y Géneros (Sesegen) de la Universidad de Chile y específicamente de la de Derecho. Esta organización se define a sí misma de la siguiente manera: “La Secretaría Sexualidades y Géneros de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile nace hace más de 8 años como una trinchera en la búsqueda de impulsar los distintos feminismos, buscando crear un espacio seguro y que trabaje en contra de la discriminación de género” (3). Entre sus iniciativas, funciones y quehaceres se encuentran la creación del protocolo en contra del acoso a nivel facultad, acompañamientos, charlas y talleres en torno al aborto, semanas de visibilización e intervenciones en contra de la violencia machista, foros, conversatorios y asambleas (4).
Aparte de la Sesegen existen otras secretarías sectoriales que llevan a cabo actividades similares en sus respectivas áreas. Entre ellas está la Secretaría de Medio Ambiente (Secma), la Secretaría de Trabajos Voluntarios y organizaciones de memoria y derechos humanos. Estas instancias tienen un carácter abierto a los estudiantes de la comunidad y ayudan a atender necesidades del estudiantado fuera de la institucionalidad política estudiantil. Es relevante decir que estos espacios por lo general no discriminan la entrada de los militantes (no se les prohíbe el ingreso), pero muchas veces miran con recelo la militancia por el temor a que estas organizaciones sean cooptadas por intereses partidarios (a veces, por ejemplo, se prohíbe que la dirección de la organización la tenga gente con militancia activa). Es relevante que los partidos integren estos espacios, pero sin pretender la instrumentalización de estas organizaciones y buscar convertirlas en un órgano más del partido; por el contrario, se debe participar respetando su autonomía como organización social.
Del periódico a las redes sociales
Debido a las redes sociales (5) se ha hecho cada vez más complejo encontrar espacios de encuentro de toda la comunidad estudiantil. Así, un periódico digital cuya expresión principal sea mediante redes sociales podría servir de anclaje para la comunidad universitaria y para que esta pueda dialogar, encontrarse e informarse en un solo lugar.
Es claro que esta no es la única expresión de información y creación de comunidad digital que podemos encontrar. A pesar de lo absurdo que pueda sonar, las páginas de memes resultan ser un lugar de encuentro para la comunidad estudiantil que puede satirizar y problematizar la autoridad, las condiciones de estudio o eventos dentro de, por ejemplo, una facultad. Algunas inclusive llegan a acumular poder político y de convocatoria como ocurre en la USACh.
La creación de revistas, páginas de memes, entre otras iniciativas, no es algo que debería escapar al quehacer partidario. Recordemos que era muy común que los partidos tuvieran medios de difusión el siglo pasado.
La organización cultural o deportiva
Estas aún siguen existiendo sin mucha diferencia con las que existían en la época de Recabarren: compañías de teatro, torneos deportivos, clubes de cine o lectura no son algo tan extraño en el ámbito estudiantil. Estas organizaciones tienen una fuerte carga política, pues muchas veces el contenido de las obras y discusiones es político, y, además, se fomenta un sentido de comunidad y pertenencia a la institución.
Mediante estas organizaciones se hace el planteamiento político de que las instituciones educativas no deben ser solo un centro de formación de profesionales y que uno no debería venir a la universidad solo a aprender sobre su futuro oficio. Las instituciones educativas deberían promover un desarrollo integral de la persona que le permita reflexión crítica y capacidad imaginativa en un mundo cada vez más cuadrado.
La célula partidaria y su rol
La creación de esta instancia no merece tanta explicación, pero cabe reflexionar sobre su quehacer. Se trata, claro está, de la creación de nuevas bases, el asentamiento político y el esparcimiento de las ideas del Frente Amplio. Quizá podamos comentar que la organización debe ser siempre basal y no subdividirse más allá de eso con tal de evitar problemas orgánicos. Lo que sí merece comentario es cuál debe ser el quehacer de la célula partidaria dentro de la universidad. Algunas cosas son claras, por ejemplo, la disputa de la institucionalidad política estudiantil como centros y federaciones, y la agitación y propaganda tanto digital como física, entre otras.
Pero muchas veces se acusa a las organizaciones políticas estudiantiles de aparecer solo para las elecciones. Así, para contestar esta crítica, es necesario complementar el trabajo institucional con el trabajo social. En pos de nuestros objetivos políticos podríamos agregar distintas actividades, fuera de lo institucional, al quehacer estudiantil del Frente Amplio, cuyas instancias se creen abiertamente bajo la bandera frenteamplista (aunque no cerradas a que se sumen independientes).
Por ejemplo, la creación de operativos profesionales. Estos tienen similitudes con los trabajos voluntarios pero muchas veces son de menor escala que estos últimos. Consisten en que los estudiantes se encuentren con agrupaciones sociales (juntas de vecinos, comités de seguridad, etc.) y presten servicios a partir de lo que han aprendido en su universidad. Esto tiene su fundamento en el rol público de la universidad, la socialización del conocimiento y el estudiante como un sujeto solidario que es parte de su comunidad. La coordinación de las bases estudiantiles con comunales es crucial para llevar a cabo estos operativos.
Las células partidarias podrían también fundar preuniversitarios gratuitos. Esto encuentra su fundamento en una forma de combatir la mercantilización de la educación. Estos preuniversitarios pueden tener distintos niveles de organización y podrán ser espacios abiertamente partidarios o no dependiendo de lo que elija cada base. Con todo, me parecería extremadamente positivo si el Frente Estudiantil en coordinación con otros frentes pudiera, a nivel regional, fundar un preuniversitario propio en el que la militancia de todas las bases pueda trabajar de forma unificada, no limitando así la creación de preuniversitarios a la capacidad orgánica de cada base y a las condiciones de las distintas universidades.
En cuanto a la politización directa del espacio estudiantil, la organización de foros, y vista de documentales y películas son todas actividades útiles. Así también lo son reuniones partidarias abiertas tanto de inducción como de discusión del accionar partidario.
Así, hemos hecho un esfuerzo por traer un método que ya tiene más de 100 años de historia al presente y a un territorio que es especialmente complejo y particular como lo son las instituciones educativas. Este artículo pretende invitar a la discusión y reflexión sobre nuevas formas de organización estudiantil y de inserción del Frente Amplio que podemos aprender del sindicalismo de principios del siglo XX. Por último, vale la pena mencionar que nunca será cosa de copiar y pegar; cada institución educativa tiene sus particularidades y no debemos tener miedo a adaptarnos e innovar manteniendo nuestros objetivos políticos.
Notas(1) y (2) Jorge Arrate y Ernesto Águila / El “método Recabarren” o hacia una renovada concepción de la política, Portal Socialista, 2025.