No sé bien cuál es la razón, pero hay personas a las que se las llama por su primer nombre y a otras por su apellido, y no tiene que ver con la cercanía. Roberto era “el Trejo”.
Si hubiera que definirlo en una pincelada deberíamos decir que fue alguien apasionado. Reflexivo pero vehemente. Capaz de reírse de sí mismo y de los demás. De izquierda pero bastante irreverente con su simbología y sus rituales.
Fue parte de una generación de jóvenes socialistas que se socializaron en el movimiento estudiantil de los 80 y en una cierta cultura política: la “JS Almeyda”. Esta última, una mezcla de ortodoxia y hedonismo, de seriedad e ironía. Trejo era parte de ese ethos del siempre en movimiento Campus Oriente de la Universidad Católica.
Fue un protagonista de las luchas estudiantiles en los 80. Junto a él una pléyade de jóvenes socialistas donde destacaban Mario Bugueño, en primerísimo lugar y dueño de una gran oratoria, Fernando Lataste, Jacqueline Figueroa, Rodrigo Pérez, Cecilia Diaz, Aldo Siri, Jaime Bravo, Mila Garcia y tantos más.
Trejo tenía la personalidad suficiente como para pararse arriba de una mesa del casino del campus oriente de la PUC y después de un “cuchareo” arengar a las “masas”, y convocarlas a marchar. Algunas veces con más éxito que otras.
Célebre fue su discurso sobre la “invasión norteamericana a Nicaragua”. Un grupo de indignados estudiantes encabezados por él marchó por todo el Campus Oriente protestando contra una invasión que no se había producido ni se produjo. No hubo mala fe sino precipitación, impulsividad tal vez. Trejo era así.
Fue alguien amistoso pero con una forma clara de opinar o de reaccionar que marcaba siempre, den entrada, una posición. Podía luego retroceder, pero era alguien que decía lo que pensaba y se guiaba por aquello en que creía. Esa cierta honestidad brutal se agradecía y no era poco para los tiempos más tibios y acomodaticios que sobrevinieron en la posdictadura.
Fue en ese periodo que Trejo se apasionó por el cine chileno, su “economía política” y las posibilidades de una industria del cine en nuestro país. Escribió sobre el tema, produjo películas, aportó a generar un marco legal y a conseguir recursos estatales estables, e intervino en los debates sobre las posibilidades y viabilidad del cine chileno. Dejó un libro importante llamado Cine, neoliberalismo y cultura.
Recientemente falleció Paty Ercilla, otra compañera infaltable en el Campus Oriente de los 80, con gran capacidad organizativa y poniendo disciplina en las huestes socialistas. Ahora se va Roberto Trejo. Ambos dieron una larga batalla contra el cáncer. Los/as veteranos/as de los 80 comienzan a marcharse. Con ello una manera de ver y vivir la política. Ni mejor ni peor, distinta, la de uno.
Accede aquí a la entrevista que Iván Pinto Veas le hizo a Roberto Trejo el año 2009 y que se publicó en laFuga, 11.
http://2016.lafuga.cl/entrevista-a-roberto-trejo/425
Aquí puedes acceder al libro de Roberto Trejo, Cine, Neoliberalismo y Cultura. Crítica de Economía Política del Cine Chileno Contemporáneo (ARCIS, 2009). https://ia804503.us.archive.org/13/items/cine-neoliberalismo-y-cultura-roberto-trejo/Cine%2C%20Neoliberalismo%20y%20Cultura%20-%20Roberto%20Trejo.pdf