Equipo Portal
El reciente trabajo de Charly García, “La lógica del escorpión”, ha constituido un verdadero acontecimiento y analizarlo encierra sus complejidades.
Lo normal sería hacerlo desde el punto de vista estrictamente musical, juzgarlo por sus propios méritos, más allá de otra consideración, pero en este caso no es posible. Tratándose de Charly García surge la necesidad de ubicar este nuevo trabajo dentro de su larga trayectoria musical. ¿Es mejor o peor que sus trabajos anteriores? ¿Desmerece dentro de su larga trayectoria o mantiene su nivel nivel? ¿Aporta algo nuevo?
De alguna forma una nueva propuesta musical de Charly García es ante todo una lucha consigo mismo, con su propio universo y legado. Y ahí aparece algo que no es propiamente musical en esta nueva entrega: la actitud. Lo primero: decidirse a sacar algo nuevo a los 72 años que además no han sido exactamente los de un asceta, sino que han sido vividos y malvividos a fondo.
El mensaje es claro: hay que morir con las botas puestas. No existe el retiro para un verdadero rockero. Asumir la voz desgastada y presentarla sin pudor. Si vamos a apagar la luz que sea con lo que queda de nosotros.
La “lógica del escorpión” no abre nuevos caminos, más bien intenta resumir, cerrar o entrecerrar puertas algunas vez abiertas. En este trabajo hay algo de todos los Charly: del que es capaz de inventar melodías simples pero eficaces, y del que es capaz de renegar y maldecir lo melódico; del que sabe que puede alcanzar una cierta perfección, pero se cuida de rehuirla. De quien no puede ser ni ingenuo ni descreído, sin caer en algún cliché impropio para los años.
“La lógica del escorpión” alude, por cierto, a la conocida fábula de Esopo. ¿Charly es el escorpión que no puede con su naturaleza y actúa aunque sea ilógicamente? Un poco como El Necio de Silvio Rodríguez, pero sin revolución de por medio. Morir como se vivió. Hundirse con la rana antes de dejar de ser él mismo. No traicionarse en la recta final. Seguir el instinto.
El disco trae rock, blues, canciones melódicas, covers, el recitado de la fábula, como queriendo decir: no me encasillen. Y un poco de política: Juan Represión, las canción de Sui Generis omitida del disco “Instituciones” por temor a la censura y que en tiempos de Milei adquiere nuevos significados.
El formato es un disco como en los viejos tiempos y, claro, luego las plataformas. Pero originalmente es un vinilo. Charly García es más de una entrevista ha alegado contra el sonido digital y ha reivindicado que la música requiere ese “raspado” de la aguja. Y que algo bueno se perdió cuando se pasó del vinilo al CD. Recuperar lo mejor del pasado es también parte de la actitud de este trabajo.
Luego de siete años sin presentar un trabajo de larga duración, este es el número diecisiete como solista. A lo que se debe sumar toda sus discografía en los distintos grupos que lideró: Sui Generis (1972-1975), Porsuigieco (1976), La Máquina de Hacer Pájaros (1977-1978), Serú Giran (1978-1982).
Cada canción tiene su propia explicación. Sorprende escuchar la voz de Spinetta en “La Pelícana y el Androide”, misterios de las nuevas tecnologías, parte de un trabajo que reuniría a Charly y Spinetta pero que finalmente no prosperó. Lo acompañan en algunos temas David Lebon, Fito Páez, Pedro Aznar, Fernando Zamalea en batería y Rosario Ortega e Hilda Lizarazu en coros. Viejos amigos y amigas de siempre de Charly.
¿Y la música? ¿Y las canciones? Nosotros hasta aquí llegamos: la tarea de escuchar, ponderar, disfrutar o rechazar, ya es trabajo de ustedes.