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Héctor Ríos Jara encabezó el estudio de la Fundación Nodo XXI “¿Qué hacer con las deudas y créditos estudiantiles?”, recientemente publicado (octubre, 2024). El tema está en el primer lugar de la agenda con la presentación por parte del gobierno de un proyecto de ley que pone fin al CAE y lo reemplaza por un nuevo sistema de Financiamiento de la Educación Superior (FES). Ríos es psicólogo social, MSC en Sociología de Bristol University, PhD en Ciencias Sociales de la University College of London y, actualmente, investigador de posdoctorado.
A la luz del trabajo de investigación sobre los créditos en educación ¿cómo evalúas la reciente propuesta del gobierno sobre el FES?
R: Sin duda, es un anuncio relevante ya que permite avanzar un nuevo paso en el proceso de regulación y desmercantilización de la educación superior en Chile. La propuesta pone fin a los sistemas de créditos e incorpora un plan de condonación universal, reduciendo el rol que la deuda tiene en la educación superior y acercando los instrumentos de financiamiento público a la gratuidad.
¿Cómo explicarías en sencillo la propuesta de reestructuración y condonación de la deuda estudiantil presentada? ¿Satisface las expectativas?
R: El proyecto hace dos cosas. Primero, reemplaza los sistemas de créditos y algunas becas de aranceles por una cotización contingente al ingreso. Esto implica que se acaban los créditos y el rol de los bancos en la educación superior. Los y las estudiantes que aún no pueden acceder a la gratuidad podrán acceder a la educación superior sin pagar nada, bajo el compromiso de retribuir después un porcentaje limitado de sus ingresos por un periodo específico. Segundo, la reforma integra un plan de condonación y reorganización con tres componentes: una condonación inmediata o global, donde los deudores recibirán una condonación de 20 a 60 UF; quienes queden con saldos pendientes podrán optar a liquidar su deuda en un pago de pocas cuotas que les permitirá condonar un 25% extra de su saldo pendiente; y si el saldo fuese muy alto, los deudores y las deudoras podrán plegarse al FES y con ellos obtendrán una condonación progresiva que permitirá que su cuota baje más rápido mientras extinguen su responsabilidad de pago.
¿Cuáles son los principales hallazgos de la investigación? ¿Sirvió el CAE en un comienzo? ¿Por qué terminó siendo una mochila?
R: Chile tiene una larga experimentación con los sistemas de créditos. Desde 1980 hasta la actualidad han existido cinco modalidades de crédito que compartían objetivos similares. Favorecer el acceso y la movilidad social, pero con un gasto fiscal bajo y eficiente que esperaba ser recuperado. El análisis muestra que el objetivo de expandir el acceso se logró, pero hay antecedentes que sugieren que los instrumentos de créditos no han sido eficientes, ya que han costado mucho dinero y tienen baja recuperabilidad. El CAE es el crédito más costoso, ya que implica subsidios y garantías a la banca, y también ha sido el crédito más masivo. Pero al igual que los créditos previos, tiene baja recuperabilidad, dado que los graduados no disponen de recursos suficientes para pagar las altas cuotas, y su pago es poco flexible respecto de los ingresos, siendo crédito pesado y difícil de pagar. Cabe recordar que si bien el acceso a la educación superior ha aumentado los salarios, este aumento es muy desigual, y en promedio el 75% de los y las profesionales gana menos de 800.000 mensuales. Esto hace difícil sostener el pago regular de deudas que fluctúan entre los 6 y 9 millones, pero que en muchos casos pueden llegar hasta 18 y 20 millones de pesos.
Si a futuro la idea es no es seguir con créditos y endeudamiento para estudiar, ¿qué puede reemplazarlo?
R: El gobierno innova en esta reforma proponiendo una contribución contingente al ingreso. Este instrumento toma algunas características de los créditos estudiantiles como los tramos exentos y el límite máximo de pago que han sido parte de las propuestas previas de reforma al CAE, incluyendo la del expresidente Sebastián Piñera y también la de la expresidenta Michelle Bachelet, el 2018. Se mantiene la responsabilidad de que cada estudiante contribuya al pago de su educación, pero se innova al transformar la deuda individual basada en aranceles en una cotización basada en el tiempo de estudio e ingresos. Con ello se desmercantiliza la educación superior y se innova con una política que se ajusta a la realidad económica del país a la vez que mantiene el avance de las reformas previas.
Qué hacer con los créditos. Nodo XXI