11 de septiembre de 2024
Soy Tania Larraín Garrido, hija de Jorge Larraín Muñoz, sobreviviente del Golpe de Estado cívico-militar perpetrado en contra del Gobierno del presidente Salvador Allende. Mi padre el 11 de septiembre de 1973 tenía 21 años, militaba en la Juventud Socialista y había asumido el cargo de subdelegado de Gobierno para la comuna de Paine, 25 días antes.
Durante la madrugada del 11 de septiembre se enteró por medio de radio Corporación que el Golpe de Estado era inminente, motivo por el cual se encamino hacía la sede del partido, ubicada en la parte posterior del supermercado Mapa, lugar al que al llegar constató que ya había sido allanado. Las tareas durante los primeros días posteriores al Golpe consistieron en protegerse y organizar la resistencia; para lo primero, enterraron los documentos del partido y las fichas de sus militantes en un potrero del ex fundo Santa Victoria de Paine, posterior Asentamiento Los Copihues; para lo segundo, premunidos de dos pistolas sin balas, un revólver con cinco tiros y dos subametralladoras Marcatti, una con diecisiete tiros y otra con veintidós, se turnaron para resguardar los asentamientos mientras planificaban un asalto a la entonces Subcomisaría de la comuna, que perseguía liberar a los que ya estaban detenidos y conseguir más armas. Por razones lógicas, ese asalto nunca ocurrió. La voraz represión que azotó Paine y nos dejó con la triste estadística de ser la comuna con más Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos en atención a la población de esa época, se impuso. Uno a uno sus compañeros fueron siendo detenidos, algunos fueron muertos, otros exiliados y él, el día 19 de septiembre disfrazado de escolar pasó a la clandestinidad. La vida de toda la comunidad painina cambió para siempre.
Ustedes se preguntarán: ¿por qué Tania comparte este relato tan íntimo? Yo misma me lo pregunté mientras pensaba qué decir. La verdad es que me complicaba comenzar mis palabras sin hacer mención a los 70, sin mencionar el Memorial, pero me decidí a hacerlo por diversos motivos:
Primero, para reivindicar a Jorge y a todos los sobrevivientes, quienes por alguna extraña razón creen que su historia no merece ser contada pues no está acompañada de escabrosos recuerdos represivos, porque sus relatos ya fueron desestimados en los informes Rettig y Valech, porque la historia oficial no los considera. Sin embargo, y a pesar de ello, mi papá ha conseguido darle valor a su historia, recoger los fragmentos de la misma y armarla, igual que los mosaicos de este Memorial.
Segundo, cuento esta historia porque durante los 90’ se instaló un discurso que justificaba las muertes diciendo que quienes eran desaparecidos o habían sido ejecutados “no eran blancas palomas” y con ello se nos obligó a esconder sus militancias y luchas, levantando sus relatos desde el horror de lo vivido. Se nos hizo creer que militar, que soñar por un país mejor era algo malo y con ello se desarticuló la organización popular. Lo cierto es que los 70 de Paine eran socialistas, comunistas, miristas o personas independientes pero fuertemente politizadas. La mayoría campesinos sindicalizados y comprometidos con el proceso de reforma agraria, eran hombres de izquierda, defensores del gobierno del compañero Presidente. Es esta historia la que Memorial Paine busca reivindicar por medio de la Pedagogía de la Memoria.
En tercer lugar, les cuento esta historia porque con todos sus matices y detalles, da cuenta de un Paine dividido que se ha mantenido así durante 51 años. En este territorio cohabitamos por demasiado tiempo víctimas, cómplices y perpetradores, lo que ha dejado una herida indeleble en nuestra historia y es precisamente de esta herida que se quiere hacer cargo Memorial Paine.
Al Directorio y al Equipo nos asiste la certeza de que la construcción de una única identidad painina exige el esfuerzo de rescatar todos los relatos y por ello hemos ido creciendo y nos vinculamos en el presente con otras organizaciones de la comuna, con las mujeres que buscaron a los 70, con quienes resistieron, con las disidencias sexogenéricas históricamente discriminadas, con las neurodivergencias víctimas de un sistema neoliberal exitista y productivista. Con todos estos grupos, que esperamos sigan creciendo, miramos el pasado, miramos a nuestros 70 y escuchamos a los sobrevivientes. A partir de allí construimos el futuro, un futuro respetuoso con todos y todas, un futuro construido sobre una democracia fuerte y sana, en la que nunca más tengan cabida estas traiciones.
Sabemos que la tarea no es fácil y que es deber primario del Estado proteger las memorias. Sin embargo, confiamos que este Gobierno le dará a los Sitios de Memoria y su trabajo, el reconocimiento que merecen por medio de una Ley de Sitios de Memoria que asegure su funcionamiento y continuidad. Por ello, le agradecemos a las ministras, ministro y subsecretaria presentes su continuo interés y presencia en esta historia. Pero por sobre todo, agradecemos a nuestro presidente por su sensibilidad y escucha. Esperamos que conocer este lugar y el trabajo de Memorial Paine y la Agrupación de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos permitan relevar el trabajo por la memoria, para así seguir creciendo y contando más relatos como el de los 70, sus madres, hijas, esposas y también ¿por qué no?, el de mi padre.
| Palabras de Tania Larraín Garrido, directora de la Corporación Paine-Un Lugar para la Memoria, en el acto de conmemoración de los 51 años del golpe cívico militar del 11 de septiembre de 1973.